La pandemia de Covid-19 se ha desatado a escala internacional con furia. Mientras tanto el “Gobierno de Progreso” ha retirado en cinco comunidades los protocolos de Covid y sus respectivos mecanismos de control de la pandemia. Lo ha hecho según el periódico El País (10/01/2022) como una experiencia piloto de cara a un futuro próximo en el que esta enfermedad se trate como un mal endémico estacional como la gripe. Esta decisión sin embargo no se ha hecho pública oficialmente. El mismo día el Diario.es publicaba que la modificación de los protocolos era el resultado de un verdadero desborde de la capacidad de control del sistema sanitario que estaba dedicado a extender partes de baja ante la proliferación de la enfermedad. (por GIO, 12/01/2022)
Es que el efecto de la pandemia en España es fulminante: 1.441.506 de casos diagnosticados en los últimos 14 días de acuerdo con los datos difundidos por el Ministerio de Sanidad el 10 de enero. El 12 de enero Sanidad cifró la incidencia acumulada por cada 100.000 habitantes en 3.128 en los últimos 14 días y los contagios en un día en 179.125. Un récord. Mientras tanto las muertes comunicadas por Sanidad para el 12 de enero fueron 125. El último dato choca con las cifras de muertes de fuente privada que lo estiman en una media de 200 personas por día. Mientras tanto la ministra de Sanidad Carolina Darias ocultó en su rueda de prensa del miércoles 12 de enero que el sistema “piloto” estaba operativo y habló de su implementación tras la sexta ola. Falso, ya está en marcha porque el sistema sanitario español, en un estado de abandono extremo, carece de medios para siquiera diferenciar en nuestro país cuál es la variedad dominante del virus de la Covid-19. Según El País (12/01/2022) no hay datos disponibles en España sobre qué porcentaje de contagios es por la variante Ómicron y cuales por el resto de las existentes. Para dar una idea de esta situación el medio acude a los datos de Francia que demuestran que la variante Delta está aun por encima del 40% de los contagios totales.
En este contexto el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha declarado en una entrevista a la cadena SER el lunes 10 de diciembre que la población debe encarar la convivencia con el virus como si se tratara de una enfermedad estacional, es decir como la gripe. El director para Europa de la Organización Mundial de la Salud, Hans Kluge, advirtió un día después que no se puede tratar a la infección por Covid como una enfermedad endémica, recalcó que estamos en una pandemia y advirtió que entre las próximas 6 u 8 semanas la mitad de la población de Europa se verá infectada. Darias ha ocultado la situación real y ha dicho que el nuevo protocolo se establecerá después de la sexta ola y que España quiere ser puntera en la instauración de una “nueva métrica” para el control de la pandemia. Falso: no se trata de una novedad sino del mecanismo que se utiliza para controlar las enfermedades endémicas estacionales como la gripe. El sistema centinela.
Mientras tanto el “gobierno de progreso” ha reducido el confinamiento de los infectados con síntomas leves de 10 a 7 días. Pero nadie determina quién tiene síntomas leves porque la Seguridad Social (SS) no da abasto para atender al estallido de pacientes. De paso satisface las presiones de la CEOE para limitar la duración de las bajas laborales ante el estallido de la pandemia. Es decir, Sanidad ha puesto un límite arbitrario a la supuesta recuperación de los enfermos. El personal sanitario está en el límite de sus posibilidades físicas, mientras comunidades como Andalucía les propone trabajar 12 horas al día con un límite de ingresos por ese trabajo. A los trabajadores en la Comunidad de Madrid se los manda de vuelta al tajo sin hacer una PCR para confirmar su recuperación mediante un alta telefónica. Los ambulatorios están desbordados por el trabajo que supone hacer los partes de baja de los infectados. La apuesta por el fin de la pandemia es un falseamiento de la realidad. La fuerza de la sexta ola abre la posibilidad a nuevas mutaciones que pueden ser más agresivas que la Ómicron mientras que nadie sabe en España cuál es el peso real de la infección por Ómicron.
Mientras que la letalidad de la gripe con la que se quiere comparar a la Covid-19 es para la OMS menor que el 0,1%, la letalidad de la pandemia es del orden del 0,6%. Pero la letalidad en España de acuerdo con Sanidad se ha colocado esta semana en el 1,2%, el doble. Está claro que el “gobierno de progreso” intenta sostener la producción capitalista, al borde del colapso por falta de personal de baja por enfermedad, a costa de la salud de los trabajadores. Mientras tanto la coalición de Gobierno está enfrentada por las declaraciones del ministro de Consumo, Alberto Garzón, sobre las ‘macrogranjas’. Pero en dos años ningún ministro rompió una lanza por distribuir entre la población test gratis, y recién a más de dos años de pandemia el Gobierno “piensa” poner un precio máximo a las pruebas de antígenos mientras por el desborde de la sanidad pública la población debe auto diagnosticarse con los test de farmacia. Los ministros de Unidas Podemos se pliegan al diseño de la lucha contra la Covid-19 gestada por el Gobierno de acuerdo con la CEOE. Darias dice que España quiere encabezar el debate sobre un nuevo sistema de control de la Covid 19 para ocultar su fracaso para sostener el protocolo de control de la pandemia y su capitulación ante las exigencias de los capitalistas.
El Gobierno está a merced de los pulpos farmacéuticos en un contexto en el que la inmunidad ante las variantes se debe sostener a fuerza de vacunas cada seis meses. Pero de esto, una realidad al rojo vivo, Unidas Podemos no dice nada. Como si el precio de los test de farmacia no tuviese que ver con el ministerio de Consumo. El debate sobre las ‘macrogranjas’, con ser relevante, en este momento es una verdadera cortina de humo para ocultar la capitulación de Unidas Podemos ante los pulpos farmacéuticos y las necesidades de explotación de los trabajadores por parte de las patronales.
Contra la privatización de la sanidad por la defensa de la sanidad pública
Por la defensa de los puestos de trabajo de todos los sanitarios y su reforzamiento con la incorporación de todos los despedidos.
Expropiación de las clínicas privadas y control de los trabajadores de la salud de todo el sistema sanitario.
Expropiación de la industria farmacéutica bajo control de los trabajadores.
España no es una isla, y su política es la política de toda la Unión Europea (UE), una verdadera unión reaccionaria a la que hay que oponer la Federación de Repúblicas Socialistas de Europa.